lunes, 17 de septiembre de 2007

Sí, entregaron los cuerpos de los once diputados, ya les hicieron Cristiana sepultura y ya se conoció el informe de la comisión forense internacional sobre las causas de sus muertes. Y aunque fue tardía la entrega de los cuerpos, se dio. Y cómo no se iba a dar ¡ los secuestrados eran diputados!

Pero para aquellas víctimas desconocidas, civiles o policías que no tienen la "misma importancia" que los secuestrados políticos, la situación es muy diferente. Para ellos no hay Comisión Internacional, ni marchas en Francia, ni comunicados del Papa, a ellos se les trata como secuestrados de segunda categoría.

Hace casi un año y medio el Capitán Julian Guevara murió en cautiverio, ¿la guerrilla entregó su cuerpo? No. ¿porqué no? ¿porque era solo un policía? ¿porque no se produjeron grandes manifestaciones? ¿porque la Comunidad Internacional no se pronunció? No importa la razón. Lo importante es que la familia de ese Capitán tenia el mismo derecho a despedirse por ultima vez de él, al igual que lo hizo la familia del ex presidente de una Asamblea.

Y, aunque suene duro, en Francia no les hubiera importado un carajo la suerte de los secuestrados de no ser porque uno de ellos es francés: Ingrid Betancourt. Ni en Estados Unidos se hubieran preocupado del secuestro en Colombia si tres de sus ciudadanos no sufrieran ese flagelo.

Es que aveces parecemos olvidar que todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos. No existen secuestrados de primera o segunda categoría. Todos, sin importar su posición social o económica, tienen derecho a la libertad. Y por todos se debe protestar, por todos se debe exigir la liberación sin ninguna clase de chantaje. Todos los secuestrados son iguales.

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