Relativismo político

En la política el uso de términos, definiciones y conceptos es bien variable. Cada político acomoda a sus beneficios las palabras, de igual manera que lo hacen con las cifras, las estadísticas y todo lo que puedan usar a su favor. Ese mundo de la lucha por el poder, de mantener una imagen favorable, de mostrar resultados positivos y acabar a los opositores, permite el relativismo en la política.

Mientras la oposición critica porque el desempleo está alrededor del 12%, el gobierno argumenta que se debe agradecer porque el 88% de los colombianos tiene empleo en plena crisis mundial. Cuando la imagen favorable del presidente está por encima del 70% dicen que las encuestas fueron mal hechas, pero si meses después baja algunos puntos de aceptación, no faltará el miembro del polo que salga a decir que “el pueblo colombiano se ha dado cuenta de la clase de persona que es Uribe”.

A familias en acción lo llaman un programa populista, pero al mismo tiempo piden “invertir más en lo social”, la red de cooperantes es calificada como un grupo de sapos, negando que es una herramienta eficaz en la lucha contra el delito. El plan patriota es para unos un programa que busca la paz, pero para otros no es mas que una estrategia guerrerista que nos impone Estados Unidos.

Y con Estados Unidos la opinión de los políticos, como por arte de magia, cambia de acuerdo a la circunstancia: porque se marcha, se grita, se queman banderas estadounidenses, se exhiben pancartas que dicen “Gringos go home” y se protesta contra el imperialismo yankee frecuentemente. Sin embargo, cuando ese intervencionismo es, por ejemplo, una carta del congreso norteamericano pidiendo la protección a los sindicalistas, no se protesta porque el tío Sam ha hablado, y viajar a Washington para pedirle a unos senadores no aprobar el TLC no es arrodillarse al imperio, que va…

Porque reunirse con un grupo de paramilitares para ganar unas elecciones es un delito, paro hacer una reunión con guerrilleros para beneficiarse con su ayuda es hacerlo para lograr “actos humanitarios”.

Es que todo depende desde el lado que se vea, del lente que se use, de quien diga las cosas y a quien las beneficie.